Piña
La piña (Ananas comosus) es una fruta tropical perenne de la familia Bromeliaceae, reconocida por su sabor dulce, aroma intenso y alto valor nutricional. Originaria de Sudamérica —probablemente entre Brasil y Paraguay— fue domesticada por culturas indígenas y extendida por América como alimento y bebida fermentada.

El cultivo de piña requiere temperaturas entre 22 °C y 30 °C, sin descender de 15 °C ni superar los 35 °C, con humedad relativa de 70–80 %, buena exposición solar y precipitaciones anuales entre 1,000 y 1,500 mm bien distribuidas. Se adapta a suelos franco-arenosos o franco-limosos, bien drenados, con pH entre 4.5 y 6.5, profundidad mínima de 50 cm y alta materia orgánica. El riego debe ser frecuente en épocas secas, preferentemente por goteo, evitando encharcamientos que provocan pudrición. La nutrición incluye N, P y K, además de micronutrientes como Ca, Mg, Zn, B y Fe, aplicados según análisis de suelo.
Se recomienda sembrar con distancias de 30–40 cm entre plantas y 80–100 cm entre surcos, controlar malezas y mantener vigilancia fitosanitaria contra plagas como gusano barrenador, trips y ácaros, y enfermedades como pudrición de raíz, fusariosis y marchitez. La falta de agua causa marchitez y frutos pequeños; el exceso favorece hongos como Phytophthora.
Nitrogeno (N)
Estimula crecimiento vegetativo, formación de hojas y tallos.
Potasio (K)
Mejora calidad del fruto, firmeza, sabor y resistencia a estrés.
Fósforo (P)
Promueve desarrollo radicular, floración y cuajado.
Calcio (Ca)
Fortalece tejidos, previene deformaciones y mejora firmeza del fruto.
Magnesio (Mg)
Esencial en fotosíntesis y formación de clorofila.
Zinc (Zn):
Estimula crecimiento y división celular.
Hierro (Fe) y Manganeso (Mn):
Clave en síntesis de clorofila y procesos enzimáticos.
Cobre (Cu) y Molibdeno (Mo):
Importantes en metabolismo de nitrógeno y defensa vegetal.