Pepino
El pepino (Cucumis sativus) es una hortaliza de la familia Cucurbitaceae, cultivada por sus frutos alargados, frescos y de alto contenido en agua. Es una planta herbácea anual, originaria del sur de Asia, domesticada hace más de 3,000 años, y ampliamente difundida en todo el mundo por su valor alimenticio y comercial.
El cultivo requiere temperaturas entre 20°C y 30°C, evitando extremos bajo 12°C o sobre 35°C, con humedad relativa de 60% a 80% y al menos 6 horas de sol diario. El suelo debe ser franco arenoso o limoso, bien drenado, con pH entre 6.0 y 7.0 y alta materia orgánica. El riego debe ser moderado y frecuente, sin encharcamientos. La fertilización incluye macronutrientes (N, P, K) y micronutrientes (Ca, Mg, Zn, B, Fe), aplicados según análisis de suelo. Se recomienda siembra directa o por trasplante, con distancias de 30–50 cm entre plantas y 1.2–1.5 m entre surcos, además de tutorado en cultivos intensivos. Es esencial el control de plagas como mosca blanca, trips, ácaros y pulgones, y enfermedades como mildiu, oídio, fusarium y virus del mosaico.
Nitrogeno (N)
Estimula crecimiento vegetativo, formación de hojas y tallos.
Potasio (K)
Mejora calidad del fruto, firmeza, sabor y resistencia a estrés.
Fósforo (P)
Promueve desarrollo radicular, floración y cuajado.
Calcio (Ca)
Fortalece tejidos, previene deformaciones y mejora firmeza del fruto.
Magnesio (Mg)
Esencial en fotosíntesis y formación de clorofila.
Zinc (Zn):
Estimula crecimiento y división celular.
Hierro (Fe) y Manganeso (Mn):
Clave en síntesis de clorofila y procesos enzimáticos.
Cobre (Cu) y Molibdeno (Mo):
Importantes en metabolismo de nitrógeno y defensa vegetal.