Papaya
La papaya (Carica papaya) es una fruta tropical de gran valor nutricional y comercial, cultivada principalmente en regiones cálidas y húmedas. Es originaria de Mesoamérica, especialmente del sur de México y Centroamérica, y se ha expandido globalmente gracias a su adaptabilidad y demanda creciente.

El cultivo de papaya requiere temperaturas entre 22 °C y 30 °C, alta humedad relativa (60–85 %) y exposición solar directa. Es sensible a heladas y vientos fuertes. Se adapta a suelos franco-arenosos o franco-limosos, bien drenados, con pH entre 5.5 y 7.0, profundidad mínima de 1 m y alta materia orgánica. El riego debe ser frecuente y moderado, evitando encharcamientos que favorecen pudrición. La nutrición incluye nitrógeno, fósforo y potasio, además de micronutrientes como calcio, magnesio, zinc, boro y hierro, aplicados según análisis de suelo. Se recomienda sembrar con distancias de 2.5–3 m entre plantas, eliminar hojas secas y frutos dañados, y mantener control fitosanitario contra plagas como mosca de la fruta, ácaros y pulgones, y enfermedades como virus de la mancha anular, pudrición de raíz y antracnosis.
Nitrogeno (N):
Estimula crecimiento vegetativo y producción de hojas.
Potasio (K):
Mejora calidad del fruto, firmeza y resistencia a enfermedades.
Fósforo (P):
Favorece desarrollo radicular y floración.
Calcio (Ca):
Desarrollo celular, previene pudrición apical.
Magnesio (Mg):
Esencial en fotosíntesis y metabolismo.
Zinc (Zn):
Estimula crecimiento y división celular.
Hierro (Fe) y Manganeso (Mn):
Clave en síntesis de clorofila y procesos enzimáticos.
Boro (B):
Participa en floración y formación de frutos.








