Caña de Azucar
La caña de azúcar (Saccharum officinarum) es una planta herbácea perenne de la familia de las gramíneas (Poaceae), la misma que incluye cultivos como el maíz, el arroz y el trigo. Se cultiva principalmente en regiones tropicales y subtropicales por su alto contenido de sacarosa, que se acumula en los entrenudos de sus tallos fibrosos y articulados.

La caña de azúcar requiere clima cálido y húmedo, con temperaturas entre 25 °C y 30 °C y lluvias anuales de 1,200 a 2,500 mm bien distribuidas; en zonas secas, se complementa con riego. Prefiere suelos profundos, bien drenados, de textura franca a franco-arenosa, con pH entre 5.5 y 7.5 y buena materia orgánica. La radiación solar intensa favorece la acumulación de sacarosa, y su cultivo puede realizarse desde el nivel del mar hasta los 1,500 m de altitud. Es esencial una adecuada preparación del terreno, fertilización basada en análisis de suelo, y selección de variedades adaptadas al entorno y resistentes a plagas.
Nitrogeno (N)
Fundamental para el crecimiento vegetativo y la producción de biomasa. Su demanda es máxima durante el macollaje y el crecimiento activo.
Potasio (K)
Mejora la calidad del jugo, la resistencia al estrés hídrico y la tolerancia a enfermedades.
Fósforo (P)
Favorece el desarrollo radicular y la maduración. Es clave en etapas tempranas del cultivo.
Calcio (Ca), Magnesio (Mg) y Azufre (S):
Requeridos en cantidades moderadas para funciones estructurales y metabólicas.
Zinc (Zn), Hierro (Fe), Manganeso (Mn) y Boro (B):
Necesarios en pequeñas cantidades para procesos enzimáticos y fisiológicos.









