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La floración no es solo un hermoso espectáculo en el campo de arándano: es la etapa más sensible y determinante para el rendimiento y la calidad de la cosecha. Durante estos días, cada flor tiene el potencial de convertirse en una baya — pero solo si el cultivo recibe el equilibrio nutricional preciso, manejo hídrico adecuado y condiciones ambientales óptimas.

Como expertos en nutrición vegetal, sabemos que un error en esta fase puede costar hasta un 30% de la producción. Por eso, hoy compartimos las claves técnicas para acompañar al arándano en su momento más vulnerable… y más prometedor.

arandano fertilizantes

🔑 1. Nutrición: Menos es más, pero lo correcto es esencial

Durante la floración, el arándano reduce su absorción radical y depende en gran medida de reservas y aportes foliares suaves. Evite fertilizaciones agresivas con nitrógeno amoniacal o sales altas: pueden quemar flores o estimular brotes tiernos que atraen plagas.

Recomendaciones nutricionales clave:

  • Boro (B): Fundamental para la viabilidad del polen y la germinación del tubo polínico. Una deficiencia causa flores estériles o caída prematura.
  • Zinc (Zn): Regula la síntesis de auxinas y mejora la fijación floral.
  • Calcio (Ca): Aunque su movilidad es baja, aplicaciones foliares tempranas fortalecen la pared celular de los ovarios, reduciendo aborto frutal.
  • Potasio (K): En equilibrio con magnesio, apoya el transporte de fotoasimilados hacia las flores.

💡 Consejo práctico: Use formulaciones quelatadas o complejadas, de baja salinidad, aplicadas en dosis bajas y frecuentes (2–3 aplicaciones cada 7–10 días), preferentemente al atardecer.

💧 2. Riego: Estabilidad por encima de todo

El arándano es extremadamente sensible al estrés hídrico durante la floración. Tanto el exceso como la falta de agua provocan abscisión floral.

  • Mantenga la humedad del sustrato en 60–70% de la capacidad de campo.
  • En sistemas de riego por goteo, programe riego diario o cada 48 horas, con volúmenes moderados.
  • Evite mojar las flores directamente: el exceso de humedad favorece hongos como Botrytis.

🌡️ 3. Condiciones ambientales: Vigile el microclima

La floración ideal ocurre entre 15°C y 22°C. Temperaturas por debajo de 10°C o por encima de 28°C reducen la viabilidad del polen. Además:

  • Vientos fuertes dificultan la polinización.
  • Lluvias prolongadas lavan el polen y promueven enfermedades.

📌 Acción: Monitoree el microclima en el dosel con sensores. En zonas con alta humedad, considere ventilación pasiva o aplicación preventiva de biofungicidas compatibles con abejas.

🐝 4. Polinización: No subestime a las abejas

El arándano es autofértil parcial, pero la polinización cruzada con abejas mejora el tamaño, la uniformidad y la firmeza de la baya.

  • Introduzca colmenas de Apis mellifera 7 días antes de la floración plena.
  • Evite aplicar productos fitosanitarios durante horas de actividad de abejas (10 a.m. – 4 p.m.).

✅ Conclusión: Floración bien manejada = Cosecha rentable

La floración es una etapa de alta demanda fisiológica y baja tolerancia al error. Un enfoque integrado —nutrición balanceada, riego preciso, microclima controlado y polinización eficaz— marca la diferencia entre una cosecha promedio y una producción de alta calidad y rentabilidad.

En próximas entradas, abordaremos el manejo nutricional en cuaja y engorde… ¡pero recuerde: todo empieza con una flor bien cuidada!

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